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La mujer, la autoexigencia y el estrés
No hay duda que el empoderamiento de las mujeres es una realidad y que han logrado grandes avances en el desarrollo de sus capacidades laborales y está alcanzando un mayor protagonismo en las distintas áreas. Estos avances que sin duda son positivos implican un gran esfuerzo en las mujeres, quienes además de crecer profesionalmente, siguen también ocupándose de las tareas del hogar y ejerciendo en el caso de tener hijos un rol materno que también demanda tiempo.
Esta carga excesiva de cumplir con todo y hacerlo bien, puede provocar estrés. Es verdad que el cambio cultural en muchos casos también alcanzó a los hombres, quienes tienen que acomodarse a las nuevas condiciones del rol activo de la mujer y al lugar que ellas ocupan. Actualmente muchos padres están más presentes para sus hijos y participan de todas aquellas actividades que antes eran patrimonio de las mujeres. Lamentablemente todavía son ellas las que cargan con la parte más pesada en este proceso, porque en muchos casos, aunque han aumentado significativamente sus actividades profesionales, no han podido delegar en los hombres parte de las tareas de la crianza de sus hijos, a veces porque ellos no las acompañan como debieran y otras porque ellas mismas no ceden el lugar, tal vez por sentirse culpables al no estar presentes para sus hijos todo el tiempo que quisieran, sumándose a sí mismas mayores esfuerzos.
Aunque el calendario marque el mes de enero como el comienzo del nuevo año, parece que es marzo el verdadero arranque, luego de las vacaciones y con el comienzo de las clases de los chicos aumentan las exigencias. Llevar y buscar a los hijos al colegio, a veces en horarios diferentes si son más de uno, preparar viandas de comida, organizar los útiles, controlar el desempeño escolar y el cumplimiento de sus tareas, conlleva volver a organizar la agenda para hacer frente a todas las obligaciones. Estas actividades se suman a las laborales y pueden ser una sobrecarga para aquellas mujeres que no pueden delegar y que son autoexigentes.
La autoexigencia, la elección de las metas personales, el nivel de dificultad de las mismas y las expectativas individuales sobre el cumplimiento de ellas, esta íntimamente relacionado con nuestra propia historia y con la presión cultural. La sociedad actual se caracteriza por una exigencia insaciable de resultados y por impulsar la idea de que lo más importante es alcanzar el éxito de manera urgente. Las personas se miden por lo que tienen materialmente y no por lo que son. Estas altas expectativas de rendimiento pueden causar estrés y enfermar física y psicológicamente.
Algunas ideas para disminuir el estrés.
-El éxito es una construcción propia, no te dejes influenciar por los demás, la búsqueda de objetivos y el establecimiento de metas, tiene que ser acorde a tus necesidades y posibilidades, no a las expectativas de los otros.
-Acostumbrate a delegar, si tenés pareja pedile ayuda con las tares del hogar y con los chicos.
-No exageres con la eficiencia, deja de presionarte, baja las vueltas, a veces menos es más.
-En casa desconectate del trabajo y por un rato concentrate en vos y en lo que te gusta. Como dice el Dalai Lama, "Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas".
Lic. Santiago Bonomi
Matrícula CABA Nº 63442
Matrícula Prov. de Bs.As. Nº 98039
Consultorio: 011 6460 1212
Esta carga excesiva de cumplir con todo y hacerlo bien, puede provocar estrés. Es verdad que el cambio cultural en muchos casos también alcanzó a los hombres, quienes tienen que acomodarse a las nuevas condiciones del rol activo de la mujer y al lugar que ellas ocupan. Actualmente muchos padres están más presentes para sus hijos y participan de todas aquellas actividades que antes eran patrimonio de las mujeres. Lamentablemente todavía son ellas las que cargan con la parte más pesada en este proceso, porque en muchos casos, aunque han aumentado significativamente sus actividades profesionales, no han podido delegar en los hombres parte de las tareas de la crianza de sus hijos, a veces porque ellos no las acompañan como debieran y otras porque ellas mismas no ceden el lugar, tal vez por sentirse culpables al no estar presentes para sus hijos todo el tiempo que quisieran, sumándose a sí mismas mayores esfuerzos.
Aunque el calendario marque el mes de enero como el comienzo del nuevo año, parece que es marzo el verdadero arranque, luego de las vacaciones y con el comienzo de las clases de los chicos aumentan las exigencias. Llevar y buscar a los hijos al colegio, a veces en horarios diferentes si son más de uno, preparar viandas de comida, organizar los útiles, controlar el desempeño escolar y el cumplimiento de sus tareas, conlleva volver a organizar la agenda para hacer frente a todas las obligaciones. Estas actividades se suman a las laborales y pueden ser una sobrecarga para aquellas mujeres que no pueden delegar y que son autoexigentes.
La autoexigencia, la elección de las metas personales, el nivel de dificultad de las mismas y las expectativas individuales sobre el cumplimiento de ellas, esta íntimamente relacionado con nuestra propia historia y con la presión cultural. La sociedad actual se caracteriza por una exigencia insaciable de resultados y por impulsar la idea de que lo más importante es alcanzar el éxito de manera urgente. Las personas se miden por lo que tienen materialmente y no por lo que son. Estas altas expectativas de rendimiento pueden causar estrés y enfermar física y psicológicamente.
Algunas ideas para disminuir el estrés.
-El éxito es una construcción propia, no te dejes influenciar por los demás, la búsqueda de objetivos y el establecimiento de metas, tiene que ser acorde a tus necesidades y posibilidades, no a las expectativas de los otros.
-Acostumbrate a delegar, si tenés pareja pedile ayuda con las tares del hogar y con los chicos.
-No exageres con la eficiencia, deja de presionarte, baja las vueltas, a veces menos es más.
-En casa desconectate del trabajo y por un rato concentrate en vos y en lo que te gusta. Como dice el Dalai Lama, "Elimina en lo posible y delega aquellas tareas que no prefieres hacer y dedica tu tiempo a hacer las que sí disfrutas".
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